Erenhá y las palomas
Resumen
Cuando al día siguiente vio la primera paloma revoloteando tras la ventana, sonrió y pensó “qué casualidad”. Ver la segunda le produjo sospecha. Al sumarse la tercera al vigilante vuelo de las otras dos, que nunca se marchaban ni lo dejaban solo, lo invadió un extraño temor que iba creciendo con cada nueva ave que llegaba hasta el balcón de su apartamento. Erenhá le había prometido enviarle un beso cada mañana con una paloma mensajera. Le dijo que ellas cuidarían del amor que él le juró y al que ella entregó su corazón y su cuerpo primerizos.