El billete ganador
Resumen
Conducía por Calidonia el auto que le debo al banco y la he visto. Se bajaba por el lado del conductor de un carro doble tracción color champaña, con rines de lujo y tres hileras de asientos forrados con piel. Iba dentro de una blusita rosa y un diablofuerte ceñido que, obsequioso, exponía al escrutinio público una carnalidad preciosa, firme y líquida a la vez, con unas joyas imperiales que hace treinta años no tenía. Se veía como una mujer hecha y derecha, de esas que no tienen prisas porque ya aprendieron a conjurar el incendio del volcán despierto que se agita en sus profundidades, y que sólo se desata en estropicio cuando ellas dan la voz de mando.