Impacto de la cronodisrupción sobre la salud humana en el mundo de la luz
Abstract
El descubrimiento del funcionamiento del sistema circadiano y de sus relojes (central y periférico) es uno de los más destacados en la última década. Prácticamente todas las funciones biológicas del organismo vivo cambian rítmicamente a lo largo del período de 24 horas, adaptándose a los cambios ambientales. El sistema circadiano del organismo está compuesto por el reloj circadiano central y los relojes periféricos. El reloj biológico central o el marcapasos en los mamíferos se localiza en el núcleo supraquiasmático, un grupo de neuronas del hipotálamo, que en respuesta al estímulo de luz-oscuridad libera la hormona melatonina. El reloj central expresa genes rítmicamente a través de un mecanismo de retroalimentación negativo, siendo los más importantes “genes reloj” Clock, Bmail1, Per y Cry [1]. Estos genes codifican una serie de proteínas que son responsables de la regulación rítmica de sueño, comportamiento alimentario, presión arterial y frecuencia cardíaca, entre otros. Actualmente se sabe que prácticamente todas las células del organismo tienen sus propios relojes periféricos. En muchos organismos, incluidos los humanos, la señal externa de luz-oscuridad es el controlador primario o zeitgeber utilizado para sincronizar el sistema circadiano a través de la liberación de la melatonina circulante.