Servilleta de papel
Abstract
Uf!, ¡qué frío! Era una típica tarde parisina. Le apetecía un chocolate caliente. Se dirigió al bistrot de la esquina de la calle de George V. En la esquina de enfrente estaban estacionados algunos taxistas sentados en Mercedes Benz esperando por clientes. En uno de los autos, estaba muy sentado un perro viendo a través de la ventana, mientras que su dueño, parado a un costado, fumaba un cigarrillo.
Caminó despreocupado hasta el bistrot; la mayoría de las mesas estaban ocupadas como de costumbre. Se sentó en la única mesita disponible de la esquina, ¡qué suerte!, era su rincón favorito; era una mesita con una sola silla. Mejor, así no se sentaría nadie a su lado. Pidió un chocolate al mesero que ya lo reconocía, pero que no se permitía hacer más que un gesto ligero evitando intimar. Así era la gente de ciudades grandes.
Caminó despreocupado hasta el bistrot; la mayoría de las mesas estaban ocupadas como de costumbre. Se sentó en la única mesita disponible de la esquina, ¡qué suerte!, era su rincón favorito; era una mesita con una sola silla. Mejor, así no se sentaría nadie a su lado. Pidió un chocolate al mesero que ya lo reconocía, pero que no se permitía hacer más que un gesto ligero evitando intimar. Así era la gente de ciudades grandes.