Marioneta
Abstract
Un séquito de personas, tanto turistas como locales, lo rodeaban. Veían con fascinación su prodigioso y mágico espectáculo. Una vez terminado, los gritos, aplausos y silbidos inundaban la populosa avenida “Los Caminos”.
El magnífico Alejandro, considerado como el titiritero más destacado del país, era el principal responsable de dicha algarabía y además, de la amarga desdicha de su rival, el señor Sebastián Jiménez. El señor Sebastián, uno de los ilustres titiriteros de la época, había perdido un gran protagonismo en la frecuentada avenida. Apenas cinco personas o tal vez tres personas por día, se acercaban a ver su espectáculo. Al terminar, no se escuchaban gritos, ni silbidos de alientos, sólo se percibían el nefasto silencio y el tétrico aullido de la soledad.
El magnífico Alejandro, considerado como el titiritero más destacado del país, era el principal responsable de dicha algarabía y además, de la amarga desdicha de su rival, el señor Sebastián Jiménez. El señor Sebastián, uno de los ilustres titiriteros de la época, había perdido un gran protagonismo en la frecuentada avenida. Apenas cinco personas o tal vez tres personas por día, se acercaban a ver su espectáculo. Al terminar, no se escuchaban gritos, ni silbidos de alientos, sólo se percibían el nefasto silencio y el tétrico aullido de la soledad.