Cuando era adolescente, sólo me preocupaba la diversión y los pasatiempos y eso hacía ¿quién no era así a esas edades? Me encantaba ver cómo en la zona en la que vivía, algunos días amanecía cubierta de niebla; uno no tenía grandes preocupaciones sólo vivir y experimentar. Las mañanas eran algo frías y la hora de la ducha era rápida porque el agua también estaba fría. Por supuesto que este frío no era comparable al de los países del Norte o el Sur, recuerda que estamos en Panamá. En ese entonces vivía en una zona muy humilde de la ciudad y había una quebrad­a cerca en la que algunas veces nos dábamos un chapuzón. La temperatura en la ciudad capital oscilaba entre 20 OC y 30 OC y en general,casi ni sudaba.Algunas de las colinas y cerros de las cercanías estaban aún cubiertos de pequeños bosques y pastos como señal de que alguna vez fueron dedicados a la ganadería. Me gustaba ir a ellos a correr un poco o buscar frutas con algunos amigos. Con el transcurrir de los años, el paisaje se fue transformando; ciudadanos provenientes del interior del país los fueron ocupando construyendo sus casas aunque no fueran lotes servidos o empresas inmobiliarias, los fueron adquiriendo para construir casas unifamiliares o edificios. Con ello, la niebla fue desapareciendo y el agua dejó de ser fría,más bien,a ciertas horas del día sale caliente del grifo.