El día doce
Abstract
Doce días pasaron desde que ví a la primera en mi lavabo, podía matarlas pero no soportaba el asco de tener que tocarlas; Bajo la protección de mi sábana, haciendo mis necesidades en el lugar y aunque infestado del olor de mi sudor y otras excreciones, se volvió mi fuerte ante la guerra con esos seres repudiables de largas antenas que, por su intención de sacarme de mi casa, al igual que mis vecinos, me hicieron tomar estas medidas radicales. Luego de doce días no soporté mas y tomé una decisión que pondría fin al dilema.