La habilidad para identificar problemas y reconocer múltiples soluciones, o pensar en soluciones completamente nuevas, es una característica esencial de todo profesional sobresaliente. Con esto en mente, me atrevo a asegurar que esta habilidad exige, en el presente y el futuro, altas dosis de creatividad e imaginación espontánea, recurrente y creciente entre los ingenieros que formamos.

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